La casa de los espíritus de Isabel Allende

"La casa de los espíritus" es la primera novela de Isabel Allende, que sin embargo es la tercera de una trilogía ideal, junto con "La hija de la fortuna" y "Retrato en sepia", escritas posteriormente, sobre otros personajes y períodos de la familia Del Valle.
La génesis de la novela surge de la situación personal de Isabel, que escribe una carta a su querido abuelo desde Estados Unidos, donde había sido forzada al exilio, pero que el abuelo nunca leerá porque morirá antes de su llegada. Entonces, Isabel Allende decide escribir esta novela abriéndose a un público más amplio al cual destina su voluntad de "no olvidar la memoria para no hacer desaparecer la verdad".
Es una novela social, de género histórico, con reflexiones políticas y filosóficas que utiliza la técnica del realismo mágico, ya que la narración es realista pero el realismo se mezcla con elementos irracionales que los personajes aceptan como reales. Rosa de cabello verde, los espíritus vistos por Clara y sus poderes cinéticos, así como sus precisas predicciones del futuro fluyen en la narración como otros elementos ordinarios. Por esto su lectura me recordó la novela de Gabriel García Márquez, "Cien años de soledad", a pesar de las notables diferencias.
Está ambientada en un país no especificado de América del Sur y abarca aproximadamente cincuenta años desde los años veinte hasta los años setenta del siglo XX, entrelazándose con las historias personales de su familia, aunque sin una referencia directa.
Es una novela compleja, una saga familiar que describe las historias de tres generaciones entrelazadas con los eventos históricos, sociales y políticos de la ciudad donde viven los personajes, que claramente se refieren a Chile. Es además la historia de Esteban Trueba, un representante de la clase media que logra escalar las clases sociales volviéndose rico a través de inversiones afortunadas en Las Tres Marías, la propiedad rural de la familia. Esteban se casa con Clara del Valle, una joven rica y en ciertos aspectos extravagante de una familia de la alta sociedad de la ciudad, después de la trágica muerte de Rosa, su prometida y hermana de Clara. Tienen tres hijos, Blanca, Jaime y Nicolás.
La familia se muda al campo a la propiedad Las Tres Marías durante el verano, donde Blanca juega con Pedro García III, nieto de Pedro García, fiel administrador de la propiedad, a pesar de las diferencias de opinión con el propietario Esteban. Los dos se enamoran y Blanca queda embarazada de Alba. Esteban no aprueba la relación de los dos y promete casar a Blanca con el francés conde de Setigny, pero él descubre las escapadas nocturnas de Blanca hacia el río donde se encuentra y ama a Pedro García III. Lo cuenta al padre de Blanca, que se encuentra con Blanca de regreso del encuentro y la castiga con violencia, golpeando también a Clara en casa mientras intenta defender a su hija. A partir de este momento, Clara y Blanca dejarán a Esteban y Las Tres Marías y regresarán a la ciudad.
Mientras tanto, continúan los acontecimientos políticos y el enfrentamiento dinámico entre los socialistas marxistas revolucionarios, representados en la novela por el sindicalista Pedro García III, que al final de su campaña entre los campesinos y los trabajadores, ganan las elecciones de 1970, derrotando a la derecha conservadora en cuyas filas militaba el senador Esteban Trueba.
También en esta historia se inserta el realismo mágico, y el socialismo no difiere en absoluto de la derecha conservadora, cometiendo abusos y comportándose peor que el gobierno conservador. Los terratenientes son superados por los campesinos después de la nacionalización de los medios de producción y Esteban está secuestrado y después rescatado por la intervención de Pedro García III a petición de Blanca, su amante y enamorada. Pronto, el Presidente (Salvador Allende, tío de Isabel, la autora) es derrocado por el golpe del general (Pinochet), lo que hace que Esteban Trueba se regocije. Sin embargo, la situación empeora y los golpistas llevan al gobierno hacia una dictadura despiadada y cruel, decepcionando amargamente a Esteban, que es marginado de inmediato y debe sufrir incluso el secuestro, la tortura y la violación de su nieta Alba, que luego es rescatada gracias al conocimiento de la amiga prostituta Transito Soto, que ha ganado poder gracias a su astucia y habilidad, y sobre todo al préstamo que le otorgó en el pasado el patrón Esteban. Pedro García III está ocultado en casa de Blanca en una ala escondida de la casa de Esteban Trueba, que trabaja para ayudar a Blanca y Pedro García III, que mientras tanto se han casado, a alejarse de la ciudad para mudarse a Canadá (haciendo una clara referencia al exilio de Isabel). La novela continúa centrándose en las historias de Jaime y Nicolás, el primero se convierte en un médico prodigo en su atención hacia los humildes, y Nicolás, que se interesa por el espiritismo y tiene una relación fugaz con Amanda de la cual espera un hijo que no quieren y de quien logran liberarse con la ayuda de Jaime. Amanda, a pesar de su debilidad por el consumo de drogas, es un personaje positivo, con sólidas ideas liberales, quien siempre ama y protege a su hermano Miguel.
La hija de Blanca, Alba, se enamora de Miguel, hermano de Amanda, abogado y revolucionario, perseguido por los golpistas y ayudado por Alba. La novela termina con Alba, recuperada de la experiencia dramática del secuestro, que regresa a su abuelo Esteban y juntos deciden reconstruir la historia de sus familias gracias al hallazgo en los diarios de Clara de notas muy ricas en detalles.
El simbolismo de la novela es claro en la elección de los nombres femeninos, Nivea, madre de Clara, Blanca, Alba, las protagonistas de tres generaciones que indican todas la luminosidad y la luz características de sus personajes, protagonistas liberales, inspiradas por un profundo sentido de justicia social y apertura hacia las clases humildes. Clara representa la cualidad mágica, la benevolencia, la apertura mental y la intuición, la elección de huir del mundo para alejarse de una realidad hostil en lugar de adaptarse a ella. Blanca, una amante decidida y fiel de Pedro III García, a pesar de la enorme distancia social entre sus clases de pertenencia y por lo tanto moderna. Alba y su lucha contra las injusticias sociales y los abusos políticos, ayudando a Miguel y a otros perseguidos. Ana y las otras mujeres del campo de concentración que ayudan a Alba y a las demás desafortunadas víctimas del régimen. Todas las mujeres son fuertes, decididas y valientes, inteligentes y abiertas, lejos de las anacrónicas normas feudales, proyectadas hacia el futuro, un futuro de esperanza, justicia social y apertura democrática. Elocuente sobre el papel importante de las mujeres en la novela es la dedicatoria "A mi madre, a mi abuela y a todas las demás mujeres extraordinarias de esta historia".
Sus historias se entrelazan con las historias de los sirvientes y su pobreza. La ciudad, de hecho, está rodeada de periferias miserables, como ocurre en muchas ciudades de América del Sur, como las favelas brasileñas, pero no solo, pensemos en las banlieues parisinas. Así conocemos la pobreza de Pedro García padre, pero también su sabiduría profunda y sólida y su conocimiento tradicional de sanador, de los hijos Pedro segundo García, que representa la clase de campesinos oprimidos pero que no tienen el coraje de oponerse a los patrones, y de Pancha, violada brutalmente, como todas las otras campesinas de las propiedades, por Esteban Trueba y se quedó embarazada de Esteban García, y de los nietos Pedro tercero García, que representa la generación de los jóvenes que se oponen a los abusos de los patrones, se convierte en sindicalista y lucha por los derechos sociales y políticos de su país, y Esteban García, que tendrá un papel importante en el desarrollo de la trama de la novela. Es la historia de sumisión de las mujeres pobres, a menudo abusatas por los patrones, aquí por Esteban, que descargaban sus pulsiones sexuales en las jóvenes campesinas a las que sometían, sembrando hijos ilegítimos a su alrededor. Esteban García crece cultivando odio hacia el padre dueño y su familia, especialmente hacia Alba, su coetánea. Hereda el nombre de Esteban pero es su completo opuesto, un personaje completamente negativo, que representa a los rechazados y discriminados, que son consumidos por el resentimiento y el odio y se adaptan y se conforman pasivamente con las costumbres y tradiciones, como se ve en la crueldad con la que trata a Alba. Esteban es el clásico macho, conservador exponente de la sociedad patriarcal, temeroso del chisme y la opinión de la gente, con un fuerte sentido del honor patriarcal, brutal y violento, que abusa de las mujeres pobres y es poco atento y sensible a las necesidades de los demás y también de sus hijos. Sin embargo, es un personaje dinámico que al final, debido a la desilusión política frente al régimen del coronel (el general Pinochet), que ya no es la derecha conservadora en cuyas filas había decidido militar y cuya victoria electoral había celebrado, sino una dictadura opresiva y liberticida, pero también debido a la soledad en la que se encuentra después de la partida de Clara, a quien golpea brutalmente después de descubrir el embarazo de Blanca. Además, al final se arrepiente de sus errores y demuestra un afecto amoroso hacia Alba, con quien colabora en la construcción de la historia de la familia, utilizando los diarios encontrados de Clara y logrando una síntesis de lo viejo (actitud patriarcal) y lo nuevo gracias a la influencia positiva ejercida por Alba y las otras mujeres liberales.
La complejidad de la novela también se caracteriza por diferentes planos narrativos. De hecho, la historia se cuenta tanto en primera persona, siendo la voz narradora la de Alba a veces, a veces la de Esteban, como en tercera persona, siendo la voz la de una narradora omnisciente. Los hechos no se presentan en orden cronológico y esta superposición temporal es deseada por Allende para crear una interconexión entre pasado, presente y futuro, en una visión circular del tiempo. Las primeras palabras de la novela, que se conectan con su final, son las notas de Clara utilizadas por Alba (Isabel) para declarar el propósito extremadamente subjetivo de la novela "… para redimir la memoria del pasado y sobrevivir a mi propio terror". La figura de Alba se identifica con la de Isabel Allende, sobrina del Presidente, y el terror de Alba es el drama de la familia Allende. La multiplicidad de significados también se ve en la percepción típica de las poblaciones sudamericanas, que los personajes tienen, de   la realidad la cual tiene muchas caras por encima y por debajo de la superficie y el profundo sentido de justicia social se traduce en la descripción detallada de las capas sociales y sobre todo de la pobreza de las barriadas urbanas extremadamente degradadas. Allende quiere denunciar estas miserias, esperando un futuro diferente y lleno de esperanza y confiando en el poder terapéutico de la escritura. Las palabras finales de Alba (Isabel) hacen vislumbrar una situación de perdón y reconciliación, cuando dice que el hijo que espera no sabe si es de Miguel o de uno de los violadores de su cautiverio, pero lo acepta y lo ama. Un nuevo futuro hecho de perdón, reconciliación y esperanza, un futuro de armonía y de paz.